miércoles, 8 de agosto de 2007

El cigarrillo social.


Seguramente usted cuente entre sus amistades a fumadores y a no-fumadores. Es posible que usted no se haya dado cuenta, pero trate de mirar el cenicero en las reuniones con unos y los otros. Se dará cuenta que usted fuma mucho más delante de fumadores que de aquellos que no lo necesitan.

Fíjese la cantidad de veces que usted y su interlocutor fumador coinciden a la hora de fumar un nuevo cigarrillo. Se dará cuenta que normalmente cuando uno coge de su paquete, el otro coge del suyo sin ningún tipo de mal de conciencia ni control. Si lo hace él, ¿por qué yo no?.

En cambio delante de no-fumadores usted experimentará una sensación de auto-desprecio cada vez que encienda un cigarrillo.

¿Ha imaginado si sería usted capaz de fumar la misma cantidad de tabaco en un local donde a pesar de ser permitido el tabaco, no fumase nadie excepto usted en comparación a otro local de fumadores empedernidos?. Por supuesto que no. Usted sólo se olvida de su problema delante de otros con el mismo problema. Si no fuma delante de otros fumadores no se siente integrado, piensa que le falta algo que los otros disfrutan a cada bocanada. Se deprime y siente inseguridad y nervios. Es el momento de otro cigarrillo para la integración.

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